Hace ya muchos años, concretamente en 2º curso de carrera, allá por el año 2001, recuerdo que estabamos un grupo de amigos y yo en la cafetería (lugar muy frecuentado por los universitarios de todo el mundo y donde se pueden generar conversaciones y coloquios tan absurdos o trascendentes como el que ahora voy a relatar)…
No recuerdo con exactitud cómo salió la conversación y tampoco quién la inició pero el tema a tratar era ni más ni menos que el futuro de la Seguridad Social y la capacidad económica que el Estado tendría para nosotros cuando alcanzaramos los 65 años…. (fijénse que con 19 y 20 años ya pensabamos en esto!!!!)
Rubén, un buen amigo mío, exclamaba nervioso y exaltado ante una afirmación mía: «¡¡¡¡¡¡ Cómo no vamos a cobrar las pensiones a las que ahora contribuimos!!!!!!??????? Imposible!!! El Estado no lo permitiría, el Estado no puede «quebrar»…. Intenté explicar en voz alta y firme la teoría que ya es conocida por todos del envejecimiento poblacional, la esperanza de vida, en fin, todas las variables que desde este bonito mundo del seguro nos señalan sin descanso que el sistema falla y que no se sostiene por sí solo… Pero no pude. La sensación general era «esto se solucionará, no puede ser cierto…»
¿Qué ocurre hoy? Tan solo 10 años después los titulares rezan: «hay que tener ahorrados 80.000 euros para mantener el nivel de vida al jubilarse» y «el 70% de los españoles cree que las pensiones no están garantizadas».
¿Qué más puedo decir? Ahora mis amigas de 29 y 30 años me piden que les calcule cuánto tendrán «mañana» si ahora se hacen un Plan de Jubilación y ahorran 30 o 40 euros al mes. Por fin hay conciencia. Esperemos que no sea tarde y los que nos dedicamos a esto podamos contribuir al «sistema» asegurando el futuro del trabajo diario.
