Cuando voy a comer con los amigos y mi mujer le pregunta al camarero “Qué carta tan extensa!, ¿qué nos recomienda usted?.”, no puedo evitar mirarla con ojos de cordero degollado. Siempre se me viene lo mismo a la cabeza:
a) Si se trata de un restaurante de prestigio, nos recomendarán lo que mejor le salga al Cheff. No se arriesgarán. De esa manera el cliente queda satisfecho y el prestigio no sólo quedará intacto, sino que aumentará.
b) Si se trata de algún restaurante donde nos conocen, nos recomendarán igualmente lo que mejor le salga al Cheff. De esa manera se aseguran que vamos a quedar satisfechos y que volveremos, igual que hemos hecho hasta ahora.
c) Si el restaurante no lo conocemos, pueden ocurrir varias cosas:
- Se puede tratar de un restaurante nuevo, con lo cual intentarán agradarnos con sus mejores platos. O están tan ahogados al principio que su materia prima no es la mejor y sacrifican calidad por economía.
- También puede tratarse de un restaurante que lleve tiempo abierto. Aquí me asalta otra duda. Porque si llevan tiempo abiertos y nadie les conoce, no tengo un faro que me guíe en la decisión de fiarme o no fiarme de ellos. Porque a lo mejor nos recomiendan esa carne o pescado al que tienen que dar salida porque si no se les estropea.
No me voy a extender en mas opciones, que seguro las hay. En definitiva, me encanta el riesgo, sobre todo cuando acierto porque si el restaurante no es de mi agrado, me voy con un cabreo a casa que ni te cuento.
Y si te hablo de seguros, con restaurantes de reconocido prestigio (Mapfre, Allianz, Generali….) y restaurantes menos conocidos (Ges, La Previsión Mallorquina, Markel …). Si yo fuera un cliente no iría a esos restaurantes a pecho descubierto, porque sería un acto de fe en la persona que nos atienda en la recepción. Sin embargo, existe una labor poco conocida, como es la del corredor de seguros, el cual, debe ser el faro que nos guíe en nuestra elección. Es una labor independiente de la compañía porque conoce a todas, ha probado todos sus platos y tiene la capacidad de recomendarnos lo que mas se adapte a nuestro gusto, convirtiéndose en el mejor Cheff, pues nos agasajará con los mejores platos de cada restaurante/compañía.
Y además, y esto es lo mejor, no le tenemos que pagar nosotros, le paga la compañía con la que finalmente hagamos el seguro, con lo que las compañías, que conocen la labor crítica del corredor, siempre intentan agasajarlo con los mejores platos de sus cartas y no le ofrecen la carne o el pescado que está empezando a oler mal, porque se arriesgan a que el corredor no vuelva a llevarles a mas clientes y se los lleve a otros restaurantes/compañías que ofrecen mejores platos/seguros.
La experiencia de un buen corredor de seguros, es la de un consejero que nos guiará a través de un mundo para la gran mayoría desconocido: el de los seguros.
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