En ocasiones, mejorar una cosa empeora otras. Sin embargo, cuando lo que se empeora es la seguridad, es mejor quedarse como estaba. Hoy podemos leer en el periódico “20 Minutos” de Madrid que “Seis edificios situados sobre los túneles de Metroeste se agrietan”. Los vecinos lo achacan a la construcción del metro que se inauguró en 2007 y Metro considera “que no hay pruebas concluyentes”. Es decir, que hay que hacer más pruebas para saber quién es el “responsable civil”.
La zona de San Fernando de Henares está construida en una zona con niveles freáticos que sortean los cimientos de los edificios y que acaban afluyendo en el río Jarama. Igualmente, las arcillas expansivas frecuentes en aquellos terrenos y sobre las que se asientan dichos edificios, no ayuda a mejorar la estabilidad de los mismos. Si a esto le unimos que uno de los túneles podría estar haciendo las veces de dique y desviando el curso normal de los arroyos subterráneos de los que hablábamos antes, todo ellos podría estar contribuyendo a la aparición de grietas que, de momento, según los estudios realizados, no ponen en peligro la estabilidad estructural de los edificios. No obstante, se está inyectando hormigón para mitigar el efecto de las arcillas expansivas y desviar el curso de los cimientos de los edificios afectados. Pero, el agua seguirá ahí. ¿Podría afectar a los cimientos de otros edificios al desviar de nuevo su curso?. Si los mismos técnicos no saben cuál es la causa de la inclinación y agrietamiento de los edificios, ¿por qué inyectan hormigón?. Me temo que a alguien se le ha pasado por alto algún detalle y ahora ponemos parches. Esto me recuerda al efecto de la lluvia actualmente. Calles totalmente asfaltadas que impermeabilizan el suelo y provocan riadas por algunas ciudades ya que el alcantarillado no da abasto cuando llueve un poco mas de lo normal. Me temo, vuelvo a repetir, que a alguien se le está pasando por alto algún detalle.
