De todos es conocido (sector profesional) que la banca-seguros está cogiendo cada vez mayor auge en el mercado, actualmente ya gestiona un tercio de las primas mientras que los corredores apenas sobrepasan el 17%. Sí, los Corredores, que se suponen son los más capacitados para asesorar a un cliente, y buscarle las coberturas y las primas más óptimas con productos realmente adaptados a sus necesidades.
No obstante, al operador de Banca-seguros no parece preocuparle mucho esto, con un modelo de negocio donde tienen sucursales abiertas hasta en el pueblo más recóndito, no hablemos ya de la clientela que captan en ciudades, y aunque no tengan ni la mitad de los conocimientos profesionales que tiene un Corredor sobre los productos que realmente demandan los clientes, al operador de banca-seguros, básicamente le basta con la confianza del cliente, y vaya que si la tienen, posiblemente desde el primer momento en que alguien abre un depósito, o contrata algún tipo de préstamo o cualquier suerte de producto bancario. Si a esto le sumamos el respaldo técnico de un sector que a través de sus filiales aseguradoras cada vez crea mejores productos y mejores estrategias comerciales, siempre hay un ipod o una gran cubertería esperando a ser endosada, la situación del corredor, experto en seguros, se ve un tanto complicada.
Quizá la solución pase como nunca por generar a toda costa esa confianza que tanto valoran los clientes, para lo cual hoy en día no sólo es imprescindible generar un buen servicio o dar buena respuesta profesional, también hay que ganar en presencia, constancia, llegar a ser prácticamente como un confesor para el cliente, y esto, obviamente no es fácil, al fin y al cabo un Corredor no tiene mil oficinas repartidas por la calle…
